Tal y como ya habíamos indicado en post anteriores, este mes con motivo de la celebración del 30 cumpleaños de la Asociación, nos gustaría recoger en el blog las impresiones y recuerdos de todos los presidentes que por ella han pasado. En este caso, la que escribe es Peñi Treviño.
Este año la Asociación cumple 30 añitos... En mi caso, su historia está muy ligada a mi propia historia. Desde que nació la Asociación, fue creciendo a mi lado y la viví siempre como alguien más casi de mi familia. El hecho de que mi padre fuera el primer presidente ha influido y mucho en esta situación.
Ya desde pequeña, viví sus cosas como algo normal. Siempre recordaré el fin de semana de las fiestas, cuando estaba desayunando en mi casa y de repente veía andando por mi casa a señores raros que no conocía... los músicos, y es que antes para economizar gastos, se les alojaba en las casas, normalmente en las mismas de siempre... O el hecho de ver a mi padre, corriendo siempre para preparar las cosas necesarias para las fiestas... y eso que al ser bastante pequeña, apenas me enteraba de mucho...
Pero supongo que mamé lo de querer a mi pueblo y lo de luchar por él y por su asociación... en mi casa, eso era el día a día, no sólo de mi padre, sino de mi madre... que ser pareja del presidente quizás nunca haya estado valorado, pero ahora desde una perspectiva más adulta, creo que no debe ser tan fácil ser pareja de un presidente de una asociación como la nuestra, donde todo el peso recae prácticamente en él... por lo que el apoyo de tu pareja y familia, es imprescindible así como su paciencia.
Ya desde peque, colaboré en lo que pude con la Asociación... en el teatro, luego ya de adolescente haciendo los juegos de los peques con mis amigas... hasta que me lancé a la aventura y reto de ser la presidenta.
Sabía que no sería nada fácil y tenía muy claro las cosas que quería cambiar y las cosas que había que mantener. Sé que la mayoría seguramente no me entendieron, pero era algo de lo que partía. Desde tiempo atrás, creía que lo que más necesitaba era un poco de orden y de control en su economía. Gracias a mis amigos y gente más cercana, conseguimos hacer más o menos un inventario de las cosas que había y hay en la Asociación, necesario para poder hacer un mejor aprovechamiento de sus recursos así como para que todo fuera más rápidamente localizado. Además, gracias a la ayuda de Alejandro como tesorero, conseguimos que el balance entre ingresos y gastos fuera siempre positivo, pese a los problemas iniciales y a nuestros miedos... Supongo que si he de sentirme orgullosa de algo, es de estas dos cosas, además de la ayuda incondicional de mucha gente con la que ya contaba y gente que me sorprendió gratamente echándome un cable con todo esto... A esa gente, mil gracias! Me ganaron como presidente y sobre todo como amiga para siempre.
Sé que me quedaron muchas ideas y cosas en el tintero. Pero ahora que ha pasado el tiempo, creo que el dimitir fue lo mejor que pude hacer. Los cambios por los que yo abogaba o mis ideas, no estaban en sintonía con lo que la gente que acude al menos a las asambleas quería... quizás en el futuro, si sean posibles o no... quién sabe.
Lo que sí sé, es que sigo amando mi pueblo y que en la medida de mis posibilidades actuales, haré todo lo que esté en mi mano por él. Así como que trataré de apoyar a la Asociación, sobre todo porque viví lo que costó hacerla y sólo por eso, no me gustaría verla morir... no se lo merecen todas esas personas que tanto dieron y tanto lucharon... A todas ellas, gracias de corazón por el ejemplo que nos han dejado!
Ya desde pequeña, viví sus cosas como algo normal. Siempre recordaré el fin de semana de las fiestas, cuando estaba desayunando en mi casa y de repente veía andando por mi casa a señores raros que no conocía... los músicos, y es que antes para economizar gastos, se les alojaba en las casas, normalmente en las mismas de siempre... O el hecho de ver a mi padre, corriendo siempre para preparar las cosas necesarias para las fiestas... y eso que al ser bastante pequeña, apenas me enteraba de mucho...
Pero supongo que mamé lo de querer a mi pueblo y lo de luchar por él y por su asociación... en mi casa, eso era el día a día, no sólo de mi padre, sino de mi madre... que ser pareja del presidente quizás nunca haya estado valorado, pero ahora desde una perspectiva más adulta, creo que no debe ser tan fácil ser pareja de un presidente de una asociación como la nuestra, donde todo el peso recae prácticamente en él... por lo que el apoyo de tu pareja y familia, es imprescindible así como su paciencia.
Ya desde peque, colaboré en lo que pude con la Asociación... en el teatro, luego ya de adolescente haciendo los juegos de los peques con mis amigas... hasta que me lancé a la aventura y reto de ser la presidenta.
Sabía que no sería nada fácil y tenía muy claro las cosas que quería cambiar y las cosas que había que mantener. Sé que la mayoría seguramente no me entendieron, pero era algo de lo que partía. Desde tiempo atrás, creía que lo que más necesitaba era un poco de orden y de control en su economía. Gracias a mis amigos y gente más cercana, conseguimos hacer más o menos un inventario de las cosas que había y hay en la Asociación, necesario para poder hacer un mejor aprovechamiento de sus recursos así como para que todo fuera más rápidamente localizado. Además, gracias a la ayuda de Alejandro como tesorero, conseguimos que el balance entre ingresos y gastos fuera siempre positivo, pese a los problemas iniciales y a nuestros miedos... Supongo que si he de sentirme orgullosa de algo, es de estas dos cosas, además de la ayuda incondicional de mucha gente con la que ya contaba y gente que me sorprendió gratamente echándome un cable con todo esto... A esa gente, mil gracias! Me ganaron como presidente y sobre todo como amiga para siempre.
Sé que me quedaron muchas ideas y cosas en el tintero. Pero ahora que ha pasado el tiempo, creo que el dimitir fue lo mejor que pude hacer. Los cambios por los que yo abogaba o mis ideas, no estaban en sintonía con lo que la gente que acude al menos a las asambleas quería... quizás en el futuro, si sean posibles o no... quién sabe.
Lo que sí sé, es que sigo amando mi pueblo y que en la medida de mis posibilidades actuales, haré todo lo que esté en mi mano por él. Así como que trataré de apoyar a la Asociación, sobre todo porque viví lo que costó hacerla y sólo por eso, no me gustaría verla morir... no se lo merecen todas esas personas que tanto dieron y tanto lucharon... A todas ellas, gracias de corazón por el ejemplo que nos han dejado!
Mª Peña Treviño Robisco
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