Torre de los Moros

A unos cuatro kilómetros de Luzón, situada sobre un pequeño cortado en la roca, se levanta una pequeña atalaya que aquí se conoce como “Torre de los Moros”

Para llegar hasta ella se toma el camino que sale de la fuente, dirección el Cementario. Hay que pasar el Cementerio, así como la ermita de San Roque, dirección la fuente de la Canaleja, siguiendo casi casi el recorrido del Tajuña. Así encontraremos la Torre que se levanta en un pequeño monte al lado del camino y que se sitúa frente a un puente que cruza el río y junto al castro celtibérico de “La Cava”.

Aunque su edificación actual responde a la tipología medieval de los primeros tiempos de la reconquista del territorio, sus orígenes bien podrían corresponderse con una atalaya musulmana. Su construcción puede fecharse en torno a los siglos XII o XIII, y serviría para vigilar la vía de penetración hacia el alfóz de Medinaceli que proporciona el paso natural del cauce del río Tajuña.

Presenta planta cuadrada de unos siete metros de lado con gruesos muros a base de sillarejo y piedra sillar, sobre todo como refuerzo en las esquinas, y actualmente se encuentra desmochada en su parte superior. La puerta se abre en alto, siendo curioso que lo haga no en el centro de la fachada, sino en el lado izquierdo de la misma.

Si bien, sobre la puerta hay mucho que decir y muchas leyendas al respecto... ya que la puerta como tal no se sabe si estaría ahí o la que existe actualmente es fruto de la destrucción que sufrió en siglos posteriores, cuando se pudieron dar uso diverso a las piedras de la Torre como pasaba con muchos edificios antiguos, cuyas piedras se usaron tiempo después para las obras que se llevaban entonces por las gentes del lugar... De hecho, la leyenda indica que la forma de entrar a la Torre sería un pasadizo secreto que comunica la Torre con la Cava, realidad o no? Lo que está claro es que si sería muy interesante el que se pudiera llevar a cabo un estudio en condiciones de la Torre y del Poblado de la Cava para saber más sobre nuestros antepasados.

Sobre la parte baja de esta fachada hay quien considera que se reaprovecharon sillares procedentes de otra u otras construcciones, o incluso de lápidas funerarias, pudiéndose contemplar cuatro de estas piedras con distinta simbología. Para quienes sostienen estas ideas, aceptan que esta parte baja de la torre fue levantada en época de la dominación musulmana, y si tienen en cuenta la simbología que se representa en estos sillares, sobre todo en los primero y último de los descritos, se podría asegurar que son de origen visigodo, lo cual llevaría a apostar por la existencia en el lugar o sus cercanías de un doblamiento o necrópolis de esta época.

Si bien, de pequeños nos contaron que dichos grabados tan misteriosos que hay en las piedras de la Torre no eran tan misteriosos ni mucho menos, sino que fueron realizados por un joven luzonero enamorado de una chica de Luzón, cuya familia se opuso a dicho amor lo que supusó la pérdida del juicio para el joven, quien realizó los grabados en memoria de su amada... Quizás esta historia sea menos histórica, pero le da un aire más trágico y romántico al monumento, no?

La torre se conserva en un estado aceptable en sus cuatro laterales, a excepción de la parte de la puerta de entrada. Por los vanos o saeteras que se abren en sus tres fachadas se puede concretar que al menos tuvo tres plantas más un sótano para almacén como era habitual en este tipo de construcciones.

En el muro izquierdo se abren dos pequeños vanos en la segunda planta, ambos de construcción muy tosca, al estilo de estas edificaciones defensivas. En la fachada posterior se abren dos saeteras, una en el centro, a la altura del primer piso, y una segunda a la derecha en la parte superior o tercer piso.

En este mismo muro se puede observar en el aparejo inferior como este llega a conformarse en pequeños tramos como un tosco “opus spicatum”, típico de las construcciones musulmanas, y que podemos observar, por ejemplo, en la Torre de Chilluentes.

Al encontrarse desmochada en imposible el concretar como se cubría, e incluso si disponía de alguna otra planta, aunque es de suponer que, al estilo de las torres-vigía de época lo hiciese con techumbre de madera.

Terminamos diciendo que la Torre de los Moros, se halla bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Ojala algún día sepamos más de ella y se conserve como se merece...