La Iglesia parroquial de Luzón se levanta bajo la advocación de San Pedro. Se encuentra en la Plaza Mayor del pueblo, si bien su entrada está en la calle del Doctor Layna Serrano.
La iglesia es obra sencilla del siglo XVI, reformada en el XVII dándole su actual forma de cruz latina con crucero en planta. Está construida a base de mampostería con piedra sillar en vanos, torre y refuerzo de esquinas. La piedra es de su característico color rosáceo.
Cuenta con portada principal de traza renacentista, muy simple en la línea y ya maltratada por la acción del tiempo. Su interior es de nave única, con crucero y presbiterio, cubriéndose todo con bovedas de crucería. El templo sufrió importante reforma en 1761, alargando su nave.
A los pies se levanta una ancha torre espadaña, que presenta una curiosa forma, ya que presenta dos alargados contrafuertes en su frente, encontrándose en el derecho la caja de escaleras y de espadaña en su prolongación. En dicha espadaña está el reloj que hace unos años se recuperó y que en la actualidad da las horas, así como un pequeño campanillo, todo ello rematado con varios pináculos terminados en esferas.
La parte izquierda y central terminan en tejado plano, abriendo en su parte alta dos vanos en arco de medio punto donde se ubican las campanas. El tejado fue reparado hace unos años, cuando Rafael García era el párroco, con todo lo que significó tamaña obra y pese a los problemas e impedimientos que supusó dicha obra, se consiguió arreglar, lo cual es algo muy digno de señalar, ya que la altura del templo hacía su reparación más díficil y costosa que la de la mayoría de las iglesias de los pueblos de la zona.
Hay dos campanas, cada una con su respectivo nombre. Una está bajo la advocación de Santa Bárbara y la otra ahora no recordamos el nombre, así que si alguien lo recuerda, esperamos su comentario!!! También comentar que, una de las campanas fue reparada hace un par de años, en un taller de Valladolid, lo que supusó un evento muy curioso el ver cómo se colocaban. Así mismo, también fue un hecho señalado el día en el que al tocar las campanas, uno de los badajos cayó en la plaza. El impacto al caer dejó marcas notables en el pavimeto, si bien lo más destacado e importante, es que milagrosamente no pasó nada a nadie!
El acceso al interior se realiza la fachada de la Epístola, a través de portada protegida por porche colocado entre dos contrafuertes y que es prolongación de la capilla situada a su derecha. El porche hace unos años, fue vallado por una reja, para evitar sobre todo los inconvenientes causados por los gamberros que acudían a las fiestas del pueblo. Si bien, todos recordaremos los ratos vividos bajo su protección, donde jugábamos en invierno y en los días de lluvia, así como para sentirnos un poco más alejados de las miradas de los mayores para realizar nuestros juegos y confidencias infantiles.
La portada es totalmente clasicista. Cuenta con un arco de medio punto y con una columna adosada en cada lateral. Estas, soportan un lugar sin decoración en el que se sitúa un frontón triangular con un escudo, si bien no se sabe que motivo albergaba este escudo y que sepamos, no hay constancia ni de los mayores del pueblo sepan de qué se trataba, por lo que la erosión del mismo debe remontarse a mucho tiempo atrás.
Para acceder al interior, hay que pasar la puerta que cuenta con dos puertas a su vez. Lo que es una pena es ver en que estado se encuentra dicha puerta, ya que todo el conjunto que la forma, en su época tuvó que ser bastante bonito. La puerta cuenta de dos mitades, que sólo se abren en los días de fiesta o procesión. Hace unos años la llave de acceso desapareció, y desde entonces se tuvó que sustituir por una más moderna... lo que supusó un cambio radical, ya que la vieja llave era enorme! y pesaba un montón, de hecho mucho de nosotros la recordaremos de cuando nos tocaba ir a buscarla a casa del cura.
Hablando de su interior, indicaremos que consta de nave única dividida en cuatro tramos, separados por arcos apuntados y de medio punto que apoyan en columnas góticas y barrocas. Se cubren con bóveda de crucería. El presbiterio, el crucero y sus brazos cubren con cúpula. Presenta coro alto a los pies.
En dicho coro se halla el órgano del siglo XVIII, obra majestuosa aunque en muy mal estado. Ojala algún día pueda ser restaurado... sería increíble poder escuchar de nuevo su música durante una misa.
El interior fue pintado hace unos años, ya siendo párroco Rafael Pascual, si bien debido a la humedad que hay ya se están estropeando las paredes. Decir que antes las bóvedas tenían unos colores distintos a los de ahora, nunca olvidaremos los bellos y coloridos tonos que ocupaba la segunda bóveda... ójala algun día pudiera volver a verse así.
Conserva retablos e imaginería barrocos de los siglos XVII y XVIII, así como otros más modernos del XIX y XX. Intentaremos explicarlos poco a poco.
Conserva retablos e imaginería barrocos de los siglos XVII y XVIII, así como otros más modernos del XIX y XX. Intentaremos explicarlos poco a poco.
Según se entra, lo primero que se observa es una talla de San Roque situada en una pequeña hornacina así como una Cruz en honor de las misiones. Avanzando hacia el altar, nos encontramos con las dos primeras capillas. Una de ellas dedicada a la Virgen de los Dolores, cuyo altar fue restaurado hace unos años gracias a Visitación quien se ocupó de todo el coste del mismo. Esta Virgen sale en procesión en Semana Santa. La capilla que está justo enfrente, alberga una bellísima talla de Cristo crucificado. En esta capilla según cuenta los más mayores, es donde se rezaba el Miserere así como donde se colocaba el Monumento durante la Semana Santa. Por otra parte, hay quien dice que ésta sería la parte más antigua de todo el edificio.
Avanzando, encontraremos varias imágenes situadas en los lados del pasillo. Una es una pequeña talla de Santa Lucía, la embajadora de la vista. Y las otras son unas tallas un poco más grandes. Uan de ellas tiene un valor muy simbólico, ya que se trata de la Virgen de las Mozas, la cual sale en la Procesión del Encuentro (Sábado de Pascua) con un velo y llevada por mozas, cuando se encuentra frente al Niño, la tradición marca que la moza que quité el velo, será la que se case ese año para que reciba bendiciones para su futuro matrimonio. Y la otra talla, se encuentra donde antes estaba el Púlpito de la Iglesia, que debido a su mal estado, fue retirado. Se trata de una talla de la Beata Teresa del Niño Jesús y de San Juan de la Cruz, vecina de Mochales y donada por su hermano Gaudencio, el cual está unido a Luzón por su mujer.
Ya en el crucero, nos encontramos con dos altares del mismo estilo, con sendos cuadros interesantes: uno representa la aparición de la Virgen del Rosario a Santo Domingo, y el otro, magnífico de composición, colorido y técnica pictórica, es un gran óleo que representa a María Magdalena, sentada, a la que se le aparecen dos angelillos, copiando fielmente una composición de Guido Reni con la misma técnica y distribución. Bajo el cuadro de la Virgen del Rosario, se halla la imagen más moderna de la Virgen de Fátima. Según la tradición el día de María Magdalena, se cuela por las ventanas un rayo, que ilumina justo el restro de la Santa y que sólo pasa ese día del año. En la actualidad es ahí, donde se coloca el Monumento de Semana Santa por su cercanía con el altar.
Del crucero salen dos capillas. En una encontramos la Virgen del Pilar, el retablo de San José (que se hallaba en la antigua Ermita de su nombre, pero que desapareció en un incendio, conservándose sólo esto) y el cuadro de la Virgen del Carmen que se encuentra en un estado de grave deterioro. En la otra, es donde se encuentra el altar de San Isidro (importante por ser el patrón de los agricultores), la imagen de la Inmaculada, la pila Bautismal y las piezas más relevantes del Púlpito.
Y por último, en el muro del fondo asienta el altar mayor que preside todo el conjunto. Es de estilo barroco, sencillo, dorado y con estimables tallas, obra de Francisco del Castillo en 1747. Para acceder a él, hay que subir unos peldaños y desde hace unos años se separó el altar unido a la pared, para colocarlo frente a los fieles y poder celebrar desde él la eucarístia. No hay que olvidar que hasta el Concilio Vaticano II, la misa la oficiaba el sacerdote de espaldas al pueblo y mirando hacia el Sagrario, fue con este Concilio cuando el sacerdote empezó a dirigirse a los fieles en una postura más cercana y participativa.
Observando el retablo, podemos indicar que en la parte baja se halla a cada lado del Sagrario de columnas barrocas, las tallas de San Juan de la Cruz y de San Juan Bautista. En la parte media, presidiendo el retablo, se encuentra el titular de la Iglesia, San Pedro Apóstol representado sentado en un trono como padre de la Iglesia y con las llaves de la misma. A los lados está Santiago Apóstol, que aparece en su faceta de Matamoros, montando un caballo blanco y con un infiel bajo las patas del mismo. En el otro lado, se halla el Arcángel San Gabriel que se muestra victorioso con la figura del Demonio bajo sus pies. Y ya en la parte más alta, están representados con tallas y pinturas, Cristo crucificado, con la Virgen y San Juan a sus pies. Y coronando el retablo un pequeño angelito.
A los laterales del retablo, se encuentra imágenes modernas del Corazón de Jesús y de la Virgen, y por toda la Iglesia están situados cuadros que representan el Via Crucis.
Decir que en la parte baja del retablo, hay dos puertas en sus laterales, una está tapiada y la otra es la que conduce a la Sacrístia.
Las partes laterales de la Iglesia en el exterior cuentan con unos zaguanes, que hace ya varios años, fueron limpiados por un campo de trabajo formado por jóvenes de una parroquia madrileña que pasaron unos días de Julio en nuestro pueblo. Y justo detrás de la Iglesia, hay una pequeña casa que actualmente se utiliza un poco de almacén para todo.
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