Hoy en nuestro "viaje" por los pueblos de la zona, hacemos parada en Clares, que es pedanía de Maranchón junto con Codes, Turmiel y Balbacil.
Al igual que Luzón pertenece al Partido Judicial de Molina de Aragón, si bien no es del Señorío de Molina sino de Tierras de Medinaceli.
A la gente de aquí se le llama clareño, y reciben como apodo abubilla y casposo. Abubilla les viene porque según la leyenda, al intentar cazar la abubilla que había en la torre, idearon crear una torre de cestas y alguien tuvó la brillante idea de quitar la última para ponerla arriba...
Clares por su situación, al igual que toda la zona, tenga una de las temperaturas más bajas de España. El terreno es muy accidentado, con numerosos montes y barrancos, destacando el Alto del Monte (1.358 m.) o el Cerro de la Carrascala (1.313 m.) entre otros. En cuanto a los arroyos destacan el Pipa, el Barranco del Hocino y la Peña del Judío, pertenecientes a la cuenca del Ebro, y la Fuente del Carro, origen del río Tajuña (si bien esto para todos los luzoneros es falso...), en la cuenca del Tajo. Además exiten en el término diversas fuentes (del Carrascal, del Uño, del Rostro...), pozos (el Pozuelo, el Pocillo de la Virgen...) y lagunas (como la Hoya Chica, el Charco o la del Prado Polache).
Clares se halla incluido en la denominada Paramera de Maranchón, formada fundamentalmente por terrenos calizos, en los cuales, la fuerte erosión ha dado lugar a las típicas cumbres aplanadas y parameras, de naturaleza casi esteparia. No obstante, tanto su flora como su fauna son de una riqueza nada desdeñable. La flora de la zona, muy castigada en otros tiempos por el pastoreo, se caracteriza por la existencia cercana de uno de los sabinares albares más importantes y vírgenes de Europa, así como de enebros y matorrales de tomillos y aliagas. También se encuentra en el término una extensa dehesa de robles y carrascas, pastos herbáceos de gramíneas anuales, y otras variadas especies.
La fauna de la zona, es lo suficientemente rica como para haber sido declarada en 1989 como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), de categoría A. Ocupa 20.000 Ha. repartidas entre los términos de Maranchón, Clares, Balbacil, Codes, Mazarete y Luzón. Doce son las especies protegidas: aguilucho cenizo, sisón, alvaraván, ganga, ortega, alondra de dupont, calandria, agateador común, cogujada montesina, totovia, bisbite campestre y curruca rabilarga. Otras especies presentes en la zona son el zorro (muy abundante en la actualidad), el tejón, el gato montés, el buitre y algunas rapaces como el ratonero común, el cernícalo y algún halcón. En cuanto a la caza, Clares dispone de un Coto de Caza Privado gestionado por la Asociación de Vecinos y Amigos, donde se puede disfrutar de caza mayor (jabalí y corzo) y menor (liebre, conejo, perdiz y codorniz).
Haciendo un poco de repaso a la historia, diremos que los primeros vestigios arqueológicos encontrados en Clares datan de la Edad de Hierro, como sabemos por las excavaciones realizadas a principio del siglo XX por el Marqués de Cerralbo en la Necrópolis celtibérica de Navafría. De los siglos VI-IV a. C., estaba formada por numerosas calles paralelas de tumbas, marcadas mediante estelas de piedra clavadas en el suelo. Se inició a excavar en 1914, y los objetos en ella encontrados fueron muy importantes. Destaca sobre ellos el "Collar Sideral", encontrado en la tumba nº 53, o "tumba de la Sacerdotisa del Sol" como la denominó el mismo Cerralbo. Está formado por numerosas cuentas de barro en las que se engarzan 4 figuras de cisnes y que podría representar la rueda solar, las fases de la Luna y las propiedades mágicas de los cisnes como mediadores entre el hombre y los dioses. En la actualidad se puede contemplar de forma permanente en el Museo Arqueológico Nacional, junto con otros importantes objetos de este yacimiento.
Si bien, posiblemente el actual emplazamiento de Clares date de época prehistórica y la población indígena se mantuviera durante la dominación romana y visigótica. Más problemática es su supervicencia durante la ocupación musulmana ya que al ser durante mucho tiempo territorio fronterizo tuvo que sufrir numerosas incursiones, tal vez paliadas por la rigurosidad del clima de la zona poco atractivo para los conquistadores.
De cuándo y por quién fue conquistado Clares a los musulmanes, ni de cuál fue su adcrispción inicial no hay apenas datos. El problema se complica por el hecho de que Clares estaba en la zona fronteriza no sólo entre Castilla y Aragón, sino también con el señorío autónomo de Molina y las noticias acerca de la pertenencia inicial a uno u otro territorio son bastante contradictorias. Así mismo se discute sobre cuáles fueron los límites noroccidentales del primitivo Señorío de Molina y si los pueblos de la Sierra Alta, entre los que se encontraba Clares, estaban incluidos originalmente en dicho Señorío.
El primer escrito donde se menciona Clares data de 1197. Se trata de un documento de concordia entre el Obispo de Sigüenza y varios clérigos de la diócesis de Medinaceli, que habían sido excomulgados por no acatar las decisiones de éste. Esta disputa necesitó de la mediación del Cardenal Primado de España e incluso de la Santa Sede.
Clares se halla incluido en la denominada Paramera de Maranchón, formada fundamentalmente por terrenos calizos, en los cuales, la fuerte erosión ha dado lugar a las típicas cumbres aplanadas y parameras, de naturaleza casi esteparia. No obstante, tanto su flora como su fauna son de una riqueza nada desdeñable. La flora de la zona, muy castigada en otros tiempos por el pastoreo, se caracteriza por la existencia cercana de uno de los sabinares albares más importantes y vírgenes de Europa, así como de enebros y matorrales de tomillos y aliagas. También se encuentra en el término una extensa dehesa de robles y carrascas, pastos herbáceos de gramíneas anuales, y otras variadas especies.
La fauna de la zona, es lo suficientemente rica como para haber sido declarada en 1989 como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), de categoría A. Ocupa 20.000 Ha. repartidas entre los términos de Maranchón, Clares, Balbacil, Codes, Mazarete y Luzón. Doce son las especies protegidas: aguilucho cenizo, sisón, alvaraván, ganga, ortega, alondra de dupont, calandria, agateador común, cogujada montesina, totovia, bisbite campestre y curruca rabilarga. Otras especies presentes en la zona son el zorro (muy abundante en la actualidad), el tejón, el gato montés, el buitre y algunas rapaces como el ratonero común, el cernícalo y algún halcón. En cuanto a la caza, Clares dispone de un Coto de Caza Privado gestionado por la Asociación de Vecinos y Amigos, donde se puede disfrutar de caza mayor (jabalí y corzo) y menor (liebre, conejo, perdiz y codorniz).
Haciendo un poco de repaso a la historia, diremos que los primeros vestigios arqueológicos encontrados en Clares datan de la Edad de Hierro, como sabemos por las excavaciones realizadas a principio del siglo XX por el Marqués de Cerralbo en la Necrópolis celtibérica de Navafría. De los siglos VI-IV a. C., estaba formada por numerosas calles paralelas de tumbas, marcadas mediante estelas de piedra clavadas en el suelo. Se inició a excavar en 1914, y los objetos en ella encontrados fueron muy importantes. Destaca sobre ellos el "Collar Sideral", encontrado en la tumba nº 53, o "tumba de la Sacerdotisa del Sol" como la denominó el mismo Cerralbo. Está formado por numerosas cuentas de barro en las que se engarzan 4 figuras de cisnes y que podría representar la rueda solar, las fases de la Luna y las propiedades mágicas de los cisnes como mediadores entre el hombre y los dioses. En la actualidad se puede contemplar de forma permanente en el Museo Arqueológico Nacional, junto con otros importantes objetos de este yacimiento.
Si bien, posiblemente el actual emplazamiento de Clares date de época prehistórica y la población indígena se mantuviera durante la dominación romana y visigótica. Más problemática es su supervicencia durante la ocupación musulmana ya que al ser durante mucho tiempo territorio fronterizo tuvo que sufrir numerosas incursiones, tal vez paliadas por la rigurosidad del clima de la zona poco atractivo para los conquistadores.
De cuándo y por quién fue conquistado Clares a los musulmanes, ni de cuál fue su adcrispción inicial no hay apenas datos. El problema se complica por el hecho de que Clares estaba en la zona fronteriza no sólo entre Castilla y Aragón, sino también con el señorío autónomo de Molina y las noticias acerca de la pertenencia inicial a uno u otro territorio son bastante contradictorias. Así mismo se discute sobre cuáles fueron los límites noroccidentales del primitivo Señorío de Molina y si los pueblos de la Sierra Alta, entre los que se encontraba Clares, estaban incluidos originalmente en dicho Señorío.
El primer escrito donde se menciona Clares data de 1197. Se trata de un documento de concordia entre el Obispo de Sigüenza y varios clérigos de la diócesis de Medinaceli, que habían sido excomulgados por no acatar las decisiones de éste. Esta disputa necesitó de la mediación del Cardenal Primado de España e incluso de la Santa Sede.
En 1585, Felipe II pasó por las tierras de Clares en su camino a Zaragoza con motivo de la boda de su hija Catalina con el duque de Saboya. El guardia real Enrique Cock acompañó al Rey en su viaje, tomando algunas notas de aquel viaje.
"Después de comer, como a las tres, fuimos adelante aposentar en otro lugar, y quedamos en Maranchón, no queriendo ponernos otra vez en el peligro de las nieves, mayormente no sabiendo los caminos.
Domingo, diez de febrero (de 1585), muy de mañana despertándonos fuimos adelante por nuestro camino, dejando a la mano derecha de un pueblo que se dice Claros, y luego después pasamos por Barbazil, pueblo cuyos labradores así mismo dicen que están en lo más alto de España."
En 1822, se establece una nueva división de España en 52 provincias. Según esta nueva ordenación territorial, parte del Ducado de Medinaceli se segrega de la provincia de Soria para pasar a la provincia de Guadalajara. Clares queda incluido esta segregación, pasando a pertenecer a Gaudalajara dentro de la comarca de Molina de Aragón. La posterior reforma de Javier de Burgos en 1833, no modifica la situación de Clares. En ambas ordenaciones la provincia de Guadalajara estaba englobada en la Región de Castilla la Nueva, situación que permaneció invariable hasta la adpción de la presente división del territorio en Comunidades Autónomas, dada por la Constitución de 1978. Desde entonces Clares pertenece a la Comunidad de Castilla-La Mancha.
Debido a la despoblación del pueblo en consonancia con el éxodo rural generalizado en la España de los años 60, en 1969 Clares se fusiona voluntariamente con el municipio de Maranchón, pasando a ser desde entonces una de sus pedanías.
Sobre su Patrimonio, destaca la necrópolis celtibérica de la edad del Hierro, perteneciente al pueblo de los tittos.
En el pueblo destaca, a su entrada, la humilde ermita de San Roque. Hay también otra ermita, la ermita de Nuestra Señora del Lluvio o del Yugo, se ubica a unos dos kilómetros del pueblo, a la derecha de la carretera dirección a Maranchón. La tradición habla de que la Virgen se apareció a un pastor sobre un yugo, por lo que también se le conoce bajo este nombre, aunque su advocación mayormente admitida es la de Virgen del Lluvio, como protectora de las cosechas ante las inclemencias del tiempo. Al parecer su construcción primitiva se dataría en el siglo XVI, correspondiéndose la actual al siglo XVIII con el atrio añadido en el siglo XX.
Y junto a la aneja olma de la plaza (desaparecida en la actualidad), la iglesia parroquial dedicada a Ntra Sra. de la Asunción, es un edificio sencillo y excaso interés arquitectónico. En un sillar de su espadaña figura la fecha de 1693 como indicativa del fin de una ds sus numerosas remodelaciones. En su interior destaca la pila bautismal románica; el retablo mayor, obra del siglo XVII, todo él de talla con las estatuas de la Virgen, San Pedro y San Juan Evangelista, y un magnífico grupo de La Piedad en el remate, y pequeñas figurillas representando santos, virtudes, etc., distribuidas por columnas, balaustres y frisos, todo ello muy en la línea de los talleres de talla seguntinos; otros altares menores son los dedicados a la Virgen de la Cabeza, la Virgen del Lluvio, pequeñísima imagen de las denominadas "de arzón", la Virgen del Rosario junto a dos tallas de dominicos que en el pueblo tienen por San Fabián y San Antón, y, finalmente, un pequeño e interesante altar barroco con buena talla del Cristo del Buen Socorro.
Las Fiestas locales son la Virgen del Rosario, patrona de Clares que se celebra el primer domingo de octubre. También se celebra la Virgen del LLuvio, el Domingo de la Ascensión con la tradicional romería a la ermita con la imagen de la Virgen y el tercer domingo de agosto, San Roque se celebra el 16 de agosto con romería a su ermita homónima. Pero curioso resulta el Ojeo que tiene lugar entreoctubre y noviembre, siendo la fiesta de apertura de la veda de caza con participación popular.
Para más información sobre Clares:
- otra web
Esperamos que os haya resultado interesante esta información, si tenéis más cosas que aportar sobre Clares o pueblos de su entorno, hacérnoslos llegar, gracias!
Os esperamos en Luzón clareños!!!!
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