Como anticipo de las exposiciones que estarán en el Museo de Las Escuelas de Luzón a partir del próximo sábado, os dejamos un texto breve que acerca del artista Joaquín González, nos escribe su amigo y "aprendiz de pintor" Juan Garcés. ¡¡Disfrutarlo!!.
"Conozco a Joaquín hace ya algunos años y lo parecio y admiro. Como persona es abierto, animoso siempre y también generoso. Y tan trabajador que traiciona esa idea que muchos tenemos de los que habitan islas... gente cálida y dulce pero tan perezosa como los diocesillos que marcan sus cadenciosos bailes y ancestrales ritos.
Mi amigo Joaquín es todo lo contrario. Su concepto de la amistad y entrega es cuasi militar. Al pintar, al crear, aplica esa disciplina a sus criaturas.
Su obra es luminosa tanto como la tierra que lo vio nacer.
Apunta a un informalismo en colores calientes y muy claros, como buscando esa luz primigenia en la que abrió sus ojos y acompañó su infancia. La atención que puso en ella es la fase inicial del amor, de su amor por la pintura. Todo pintor debe agarrarse a ese concepto y no soltarlo nunca, cuando está en presencia de lo que quiere reproducir, sea un paisaje, una ninfa, o simplemente un fueret sentimiento. La atención es conato de amor, que no es ciego sino esclarecedor y que llena de luces el objeto, figura, paisaje o simplemente idea a representar.
Y la luz primigenia de Joaquín, sólo se da en las islas caribeñas, y no siempre. Únicamente en esas horas que de forma misteriosa huyen los grises macilentos y sucios que son protagonistas siempre de todos los mares tropicales. Son esas horas mágicas, en que se ven mil verdes lujuriosos vestir palmeras, árboles, arbustos y manglares... y en que las aguas se contagian de ese esplendor brutal y rompen en azules transparentes... los colores relucientes y nuevos en que nació la vida.
Y el pintor recuerda emocionado esa explosión grabada desde niño para siempre en su memoria...
Y se esmera en la búsqueda de esa aurea que en pinceladas verticales y fuertes quieren simbolizar la magia de lo recién nacido.
Esa es por el omento su sabia abstracción. Pero es muy joven aún, y busca y buscará rabiosamente como manteniendo la magia de esa luz central, que es tema y alma de sus cuadros de hoy, que acudan formas más oscuras, que redondeadas y a la vez danzantes, se expandan de forma más intensa, desenfrenada casi, a lo largo del lienzo para así descentrar su gesto pictórico. En eso está Joaquín ahora. En romper su visión central del aurea e invadir con fuerza expresiva todos los rincones del cuadro.
Como hizo el sabio Zobel, isleño como él..."
Juan Garcés.
Aprendiz de pintor.
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