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lunes, 12 de mayo de 2008

Personajes importantes de Luzón


Francisco Layna Serrano nació en Luzón (Guadalajara), corazón de la Celtiberia, el 27 de junio de 1893. Allí y en Ruguilla paso sus primeros años, estudiando luego Bachillerato en el Instituto de Guadalajara y pasando a la Universidad madrileña a cursar la licenciatura de Medicina, especializándose después, junto a los maestros del Instituto Rubio y Gali, en Otorrinolaringología. Fue médico del Hospital del Niño Jesús, viajó por Europa e investigó sobre el tema de la reflexoterapia endonasal, muy de moda en los años treinta, sobre la que llegó a publicar un libro que incluso fue traducido al inglés. Además del ejercicio público y privado de su profesión, siempre acompañado de un éxito que le prestigió notablemente, fue fundador en 1922 de la Asociación Médico-Qurirúrgica de Correos y Telégrafos por cuyo motivo le fue concedida años después la gran Cruz de Beneficencia de primera clase.

Si su biografía profesional podría acabar con las líneas dedicadas a su actividad médica, la tarea que como investigador de la historia y el arte de Guadalajara, a la par que luchador y defensor de las esencias provinciales y de la cultura de Guadalajara, sería prolija de reseñar en pormenor. Cuando contaba cuarenta años inició Layna sus estudios e investigaciones en torno a Guadalajara. Lo hizo llevado de la irritación noble que le produjo ver como un multimillonario norteamericano cargaba con un monasterio cisterciense de Guadalajara, entero, y se lo llevaba a su finca californiana. Se trataba de Ovila. Layna investigo, protesto, y así surgió su pasión de por vida.

La Diputación Provincial de Guadalajara le nombraba en 1934 Cronista Provincial, y a partir de ese momento se volcaría en cuerpo y alma a estudiar, a publicar, a dar conferencias, a escribir artículos y a defender a capa y espada el patrimonio histórico-artístico y cultural de la tierra alcarreña. Entre sus muchos títulos y distinciones, cabe reseñar que tuvo también el cargo de Cronista de la Ciudad de Guadalajara, fue presidente de la Comisión Provincial de Monumentos, fue académico correspondiente de la de Historia y de Bellas Artes de San Fernando, así como de la Hispanic Society of America, habiendo recibido el Premio Fastenrath de la Real Academia de la Lengua, y recibiendo la Medalla de Oro de la Provincia de Guadalajara tras su muerte, acaecida en 1971.

Su Obra
En los temas de Historia fue donde Layna se distinguió principalmente: En 1932 publico su primera obra , El Monasterio de Ovila, a raíz de la exclaustración referida del cenobio alcarreño. Al año siguiente apareció la primera edición de Castillos de Guadalajara, obra en la que volcó Layna su ya inmenso caudal de conocimientos históricos, describiendo, tras haberlos visitado y estudiado sobre el terreno, las viejas fortalezas alcarreñas y molinesas. Este libro alcanzó en poco tiempo tres ediciones, agotadas enseguida.
En 1942 aparece su grande y definitiva obra : la Historia de Guadalajara y sus Mendozas en los siglos XV y XVI en cuatro gruesos tomos. En esa obra desborda el conocimiento que Layna alcanzo sobre la familia prócer que dio vida durante varios siglos a Guadalajara. LLegó a conocerla, como dijo alguien, como si de su propia familia se tratara.

En 1945, y como fruto de sus investigaciones en el Archivo Histórico Nacional, dio a luz su obra Los Conventos antiguos de Guadalajara, con documentación prolija. Y en ese mismo año, la Historia de la Villa de Atienza, en un volumen de mas de 600 páginas, donde plasmó la historia de Castilla, de la reconquista, del territorio serrano y alcarreño y, por supuesto, de Atienza, describiendo además su arte y sus costumbres. Todavía en este ámbito de la historia, Layna trabajo duro en el archivo municipal y en el parroquial de Cifuentes, saliendo tras largas horas de dedicación una magnífica Historia de la villa de Cifuentes en 1955.

También en los temas de arte destacó Layna por la abundancia de asuntos tratados, y el descubrimiento de documentos, de artistas y noticias de gran interés. Además de lo ya mencionado sobre Ovila y los Castillos, en 1935 apareció su obra La Arquitectura románica en la provincia de Guadalajara, fruto de viajes y anotaciones in situ. En 1948 apareció, en colaboración con el fotógrafo Tomas Camarillo, el libro de La Provincia de Guadalajara con infinidad de reproducciones fotográficas, y en las que el Cronista aportó el texto. Algunas copias de estas fotos, se exponen en la sede de la Asociación de Amigos de Luzón.

En revistas especializadas como «Arte Español» y «Boletín de la Sociedad Española de Excursiones» publicó Layna lo mas útil de su aportación en historia del arte. Solamente cabe aquí recordar algunos de los temas de mayor interés: la iglesia de Santa Clara en Guadalajara; el palacio del Infantado; la parroquia del Salvador en Cifuentes; la capilla del Cristo de Atienza; la iglesia parroquial de Alcocer; los retablos de la parroquia de Mondéjar; las tablas de San Ginés, en Guadalajara; la cruz parroquial de La Puerta; la parroquia de Alustante; el sepulcro de Jirueque y decenas de temas más que permiten considerar su aportación de fundamental.
Aunque en temas de costumbrismo no se entretuvo especialmente, son de gran valor los estudios de Layna sobre La Caballada de Atienza y las tradiciones en torno al Mambrú de Arbeteta y La Giralda de Escamilla.

Esta obra ingente proclamó a Francisco Layna Serrano como un auténtico historiador y un conocedor total de la tierra alcarreña. Su recuerdo sigue y seguirá siempre vivo, -en su obra buscada continuamente- entre las gentes de Guadalajara y de España toda.

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Luzón, vista de pájaro

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